martes, 24 de diciembre de 2024

La Profecía del Mal, Segunda Parte: Capítulo 1

 Regreso


Aquella concurrida habitación de hospital se sumió en el silencio, el estupor como la única reacción posible ante la presentación del recién llegado. Sus palabras captaron las miradas del grupo como si de un hechizo se tratara. Abrumado, retrocedió tras la súbita atención.

El movimiento pareció despertar el habla en Blake. 

—Eres… ¿Su hermano? —logró preguntar. Sus ojos juzgaban al chico no con dureza, si no en un intento de comprenderlo. El desconocido asintió lentamente.

—Así recuerdo, así creo.

—Claire —interrumpió Ángela, avanzando hasta sus compañeros—, ¿qué significa esto?

La pregunta la golpeó sin estar preparada. Apenas había escuchado las siguientes palabras del desconocido o las dudas de Blake. En su cabeza, solo quedaba sitio para la confusión y una emoción más.

Era el terror.

Un miedo primitivo, feral incluso, que helaba su sangre y se unía al desconcierto para paralizar su habla y piernas. Que ensordecía sus oídos y ataba su lengua negándole una respuesta. Logró mover la cabeza en busca de ayuda, enfocar sus ojos para encontrar una reacción similar a la suya. Pero no había temor en las miradas de sus amigos, quietos esperando su respuesta. Tuvo que girarse más a la derecha hasta hallar empatía en los grises iris de Grey. En sus pupilas dilatadas, fijas en la fuente de su compartida inquietud.

Aquel que decía llamarse Firo aguardaba en silencio. El antinatural amarillo de sus iris opacaba la incomodidad de su pose, con sus brazos tímidamente escondidos y la indefensa fragilidad que se adivinaba tras sus ropas holgadas. Tanto daba, pues Claire solo atendía al hermético sello de su mirada, de sus emociones e intenciones, y al aborrecible color que la teñía. 

¿Por qué sentía la necesidad de huir? Una vez, Blake le contó que algunas bayas y animales tenían colores llamativos para advertir a sus depredadores, pero Claire jamás temió a los amarillos ojos de un gato.

¿Y por qué sus amigos no reaccionaban a ello? Solo Grey compartía su instinto, pero este huyó de ella cuando buscó la confirmación en su semblante. No pasó por alto, sin embargo, que tragó saliva al esquivarla.

«Recuerda tu promesa. Sigue siendo él».

La voz de su Sombra llamó a la racionalidad y esta despejó las nubes de su asustado instinto. Volvió a mirar al desconocido y buscó en él al niño, a Firo. En su mente, tiñó de gris sus rasgos y de oscuro sus ojos, encontrando así una versión mayor del que fue su compañero onírico tantos años. Aunque más alto, su postura era la misma, incluso veía vendas nuevas en sus delgados brazos. Su voz, ahora más adulta, contenía un suave eco del niño que fue. 

Era él. 

Era Firo, con su expresión y mirada tranquilas, con la sombra de la melancolía tras ellas. En su forma de mirar con calma, pero inteligencia, aquella que usó para explicarle conceptos de magia. Por fin, Claire aceptó las palabras de su Sombra y tomó el relevo de Firo para explicar su historia:

—Como Blake os habrá contado, anoche un grupo de shirizas enajenados atacó a los invitados con los que escapamos. Aunque conseguimos defenderles, uno de ellos nos pilló desprevenidos. Incapacitó a Blake y logró llevarme consigo —se giró hacia Ángela, descubriendo la tensión en su rostro—. Era el mismo shiriza que dirigió el ataque del lago, el de pelo negro y ojos verdes.

—Me acuerdo de él —asintió ella, con un hilo de voz.

—Desperté en una celda y, por suerte, logré escapar con magia… —su amiga frunció el ceño y Claire parpadeó—. ¡Ah! Claro, tú no la has visto.

Levantó la mano derecha y extendió la palma, concentrando su voluntad y dándole forma. El calor de la magia se volvió frescor y copos de escarcha flotaron sobre sus dedos. 

—Oh, pues sí que es hielo —dijo, y Claire se relajó al ver que la maravilla y curiosidad vencían a su preocupación—. Blake me contó cómo la usaste en el combate.

— Nada mal para la primera vez —comentó Blake.

—¿La primera vez? —repitió Grey

—Bueno, como la espada, no lo sabemos —contestó Blake, encogiéndose de hombros. Después, se volvió hacia Claire—. Le he puesto al corriente de tus circunstancias mientras despertabas, lo siento. Ah, pero él…

—Firo también sabe de mi amnesia —le cortó Claire, cruzando una mirada de comprensión con el recién llegado—. Di con su celda al escapar de la mía y estuvimos un largo rato para hablar de nuestro pasado. Reconocí su voz al instante: Firo es la persona que hablaba con Carine en mis sueños. El Sin Nombre.  

La sorpresa se acrecentó en las caras de sus amigos. Los dos volvieron su atención al pobre Firo, quien no tenía más pared para retroceder. Debía ser extraño recibir tanto caso tras años de aislamiento. 

—En ese tiempo, también aprovechamos para urdir un plan de escape que de alguna forma funcionó, como podéis ver —siguió narrando, intentando reclamar los oídos de sus amigos—. Eso incluyó enfrentarme al shiriza del lago (de ahí mis valerosas heridas) y escapar con un portal mientras la mismísima Reina Kasshere nos pisaba los talones.

Ángela le dedicó un momento, mirándola boquiabierta. Ella todavía no estaba cuando contó que vio a la Reina. Claire le quitó importancia con un gesto de la mano.

—No te preocupes, solo me llevé un puñetazo suyo. Creo que apenas me duele —miró a su alrededor, con Ángela siguiéndola—. De hecho, más me preocupa que no encuentro el souvenir que me traje…  

Buscaba la espada que robó al shiriza en las celdas, pero no parecía estar en la habitación. De mientras, Ángela había vuelto a mirar a Firo y reclamó su atención. 

—Pero… no lo entiendo. ¿El de tus sueños no era un niño? ¡Y gris! —alzó ambas manos hacia el muchacho, señalando la melena que caía sobre sus hombros—. ¿¡GRIS!? ¡¿Ese color tan bonito?!

—Gra… gracias —musitó Firo. Había bajado la mirada y desenredaba un mechón con gesto nervioso—. A mí también me sorprendió cuando lo vi.

—A ti y a mí —suspiró Claire—. Cuando salimos de las celdas, aún eras gris y bajito y… Esto significa que te has liberado de la maldición por completo, ¿no?

—¿Al final era una maldición? —se adelantó Blake—. Lo sospechaba por lo que Claire contaba de sus sueños…

—Era un embrujo enajenante curiosamente movido por Elementalismo de sombras, obteniendo así la categoría de “maldición” —explicó Firo—. También era compuesto o encadenado, pues combinaba varias Clases con el objetivo de transformar a sus víctimas y subordinarlas a unas “partículas sombrías”.

»Estas eran a la vez el sustento y los guardianes de los presos: dependíamos de ellas para nutrirnos, pero nos atacaban si poníamos un pie fuera de las celdas. La segunda parte del embrujo se basaba en magia MEVI, usada para sellar nuestra memoria y convertirnos en los cuerpos monocromos y sin boca que os habrá descrito Claire.  

Ángela interrumpió a Firo con una exclamación. 

—Perdona, es que yo no tenía tantos detalles como Blake —murmuró ella—. No sabía lo de la boca… ni que había más presos. Tuvo que ser duro.

Firo asintió con delicadeza y Blake hizo el favor de esconder su interés por la magia en empática consideración. Por curiosidad, Claire miró a Grey, pero este bajó la vista a sus propios pies. Aunque Blake decía haberle puesto al corriente, se preguntó hasta cuánto había profundizado en un tema tan personal como sus sueños.

—Me alegro de que hayas podido salir de esa situación —añadió Blake. Sus palabras, aunque sinceras, estaban empañadas de preocupada seriedad—. Por lo que cuentas, tu encierro trajo una Metamorfosis muy agresiva. Deberías guardar reposo. Sentarte ahora, ¡aunque sea!

—¡Cierto! —compartió Ángela, acercándole una silla—. ¿El hospital sabe de esto?

—No comentaron nada. Supongo que cambiaría entre mi inconsciencia y nuestro encuentro —distraído, bajó la vista hacia sus manos y las abrió un par de veces—. Supongo que ahora aparento mi edad real. 

Blake y Ángela escucharon con la mirada puesta en la silla y Firo terminó sentándose.

—Agradezco vuestra atención, mas insisto: no estoy cansado. Conozco los riesgos de las Metamorfosis y os aseguro que estoy en mi mejor momento desde hace años. Ja, ja.

—Porque llevas media vida maldito —suspiró Claire—. Ya tuvimos esta conversación anoche.

Firo se encogió de hombros, dejando ver una chispa de diversión en sus ojos. Ella no se la devolvió.

—Entonces, si consideramos tu aspecto y… declaraciones, ¿significa que has recuperado la memoria?

—No del todo —negó él. El hermetismo recuperó el control de sus facciones—. Solo recuerdo pequeños fragmentos de mi pasado, la mayoría confusos. 

—¿Y cómo estás tan seguro de que Claire es tu hermana?

La atención se volcó en Grey y en su templada pregunta. Aunque hubo más sorpresa que juicio en las caras de sus compañeros, el chico limó sus dudas con un encogimiento de hombros:

—Quiero decir, es una afirmación poderosa considerando vuestra amnesia —justificó, inclinando la cabeza a un lado. No era la primera vez que Claire le veía hacer aquel gesto, ¿una manía?—. ¿Por qué estás tan seguro?

—Porque la recuerdo a ella —respondió él, tan rápido y con tanta seguridad que Grey parpadeó de asombro—. Aunque solo me queden retales del pasado, Claire está en varios y en el más importante. La vi atravesando un portal desde la misma sala donde escapamos anoche —el chico se giró hacia Claire y, por primera vez desde que despertó en el hospital, lo vio sonreír de verdad—. Por entonces, aún eras una niña. Nos perseguían, pero lograste escapar a tiempo. Yo no tuve tanta suerte.

Aquella sonrisa y su trasfondo, su ausencia durante años, fue perdiendo color conforme Claire entendía su significado. Era una sonrisa triste, sin alegría ni alivio, y Claire comprendió que aquella pena no iba por él si no por ella. 

Sus sueños volvieron. Conversaciones en celdas sin barrotes sobre “pruebas”, las heridas de Carine que Firo trataba, sus pesadillas al dormir junto al insomne muchacho. Cuando sus reminiscencias entendieron aquella renacida sonrisa, no le quedaba dicha alguna. 

—Si me recuerdas de entonces, significa que yo también… —Claire tragó saliva, pero sus inquietudes seguían atravesando su garganta, vibrando en su cabeza. Buscó ayuda en quien fue el Sin Nombre y solo halló aquella triste compasión. 

Firo señaló su muñeca derecha, cubierta por vendas.

—Tenías un brazalete en la muñeca, ¿lo recuerdas? Yo también tuve uno.

Instintivamente, Claire se llevó la mano a la muñeca dolorida. Olvidó aquel detalle cuando le habló de su pasado en las celdas. Era demasiada casualidad.

Firo estaba diciendo la verdad. Con un escalofrío, otro recuerdo acudió a su ser. 

―Blake me contó que aquel brazalete me llamó “sujeto” ―dijo, con voz vacía.

Este tendió un brazo hacia ella, un ademán de consuelo.

—Claire…

—Me definió como sujeto de pruebas, sin llegar a decir mi nombre —siguió, rechazando el gesto—. Desperté en las celdas donde los mantenían presos, Blake. Vi y escuché el lamento de Carine durante años, su dolor real, aunque se nublara con mi despertar—. La mención de su compañera hizo que Firo bajara la mirada, a pesar de que Claire la buscaba—. Y también lo he visto a él, todo este tiempo. 

»¿Cómo no me di cuenta antes?

Blake murmuró una disculpa que Claire negó rápidamente. Terminó aceptando su mano entre la suya, e hizo un hueco a Ángela en la camilla cuando se acercó con la misma intención, dejando que la rodeara con un brazo. Su puño libre se cerró sobre las sábanas. Hasta hace unos días, había llevado una vida tranquila en Máline con aquellos que ahora buscaban calmarla. Una vida apacible, feliz pese al acoso de sus pesadillas.  

Luego, el presente se rompió con los ataques de monstruos y shirizas, levantando un futuro incierto cuyo enemigo era el tiempo. En los últimos días, solo su tranquilo pasado suponía un consuelo, uno que su llamado hermano amenazaba con romper. 

¿De verdad quería recordar si tras la niebla aguardaba amargura? ¿No podía seguir en la ignorancia? ¿Mantener viva aquella ilusión de paz?

―En realidad, no estoy seguro de que fuéramos “sujetos de prueba” como tal ―murmuró Firo, hablando más para sí mismo que para los demás.

―Explícate, por favor ―le pidió Ángela. Él asintió y levantó la voz:

—Lo que más recuerdo es asistir a lecciones, tanto de enseñanza obligatoria como más “técnicas”: magia y uso de armas —se volvió hacia Claire—. Tú eras muy buena con la espada. Derrotabas a los instructores a pesar de tu juventud. 

—¿Era una academia de magia? —inquirió Ángela, quien añadió en vistas de la amnesia—: En las instituciones públicas, su enseñanza empieza en la adolescencia, pero hay escuelas para casos especiales. Niñes que corren peligro por su poder…

—O hijes de ricachones —bufó Blake—. Tiene pinta de lo segundo, si también les instruían en esgrima. ¿Recuerdas dónde era? ¿Había más gente?

—De momento, solo recuerdo a Claire —explicó Firo—. Mi escasa información sobre la localización es gracias a Carine. Me trajo textos en Kiyashi (que entiendo superficialmente) por lo que probablemente estábamos en la isla-Reino de Kyaer-Shiara. También averiguamos que los Kazehaya, una familia noble, estaban al cargo de la fortaleza. 

—Kazehaya… —repitió Ángela—. Me suena un poco ese apellido. ¿A ti no, Blake?

—Ni idea —espetó él, encogiéndose de hombros—. Tú eres la de los chismes, Angie.

—¡Pero si tu tía…! En fin —suspiró Ángela, poniendo los ojos en blanco—, supongo que todo eso deberíais decírselo al Consejo cuando nos volvamos a encontrar. ¿Algo más?

—¿Sobre la fortaleza? —Ángela asintió y Firo chasqueó la lengua, haciendo tiempo—. Que no siento que fuera una mala experiencia...  a pesar de que culminara en mi encierro. Lo siento, me faltan detalles para dar sentido al pasado. 

—No pasa nada —dijo Claire, comprensiva—. La memoria no es algo que puedas forzar, lo sé por experiencia. Al menos, tus recuerdos parecen estar volviendo.

Firo parpadeó y le devolvió otro destello de triste compasión. Otro parpadeo, y su seriedad regresó:

—Recuerdo algo más. A ambos nos extraían sangre periódicamente. Creo que cada mes —titubeó antes de añadir—. De hecho, también recogían la de Carine durante sus “pruebas”. 

Por su voz, Claire supo que la imagen de Carine, pálida y famélica antes de cruzar el portal, también apareció en la mente de Firo. Antes de poder ofrecer consuelo, Grey volvió a la conversación:

—¿Un examen médico? ¿O tal vez un análisis de potencial? Los últimos son comunes en academias.

Firo frunció el ceño, considerando aquellas sugerencias. Mientras volvía a sumergirse en sus cavilaciones, un impaciente Grey volvió a tomar la palabra, como si le incomodara la idea de un silencio meditativo.

―Lo que yo me pregunto es por qué querríais abandonar aquel sitio —Claire se giró hacia él y Grey tragó saliva al recibir su atención—. Creo que es donde yace el quid de la cuestión: quitando las sangrías, llevabais una vida tranquila con vuestras clases y eso. ¿No es así? —al buscar comprobación en Firo, este asintió—. Entonces algo importante tuvo que pasar para que quisierais largaros tan rápido. Algo grave.  

Claire miró sorprendida a su nuevo compañero. Le había parecido algo bocazas, pero tenía un toque perspicaz. 

―Eso siento yo también ―coincidió Firo―. Pero ni yo mismo entiendo mis motivaciones de por entonces… Salvo que ya empezaran las alianzas shirizas.

―¿Y vuestros padres? ―preguntó Ángela, de pronto―. ¿Recuerdas algo de ellos? ¿De tu familia?

“Padres”. Aquella palabra sonaba extraña a oídos de Claire. En sus recuerdos no existía el concepto de familia, ni tampoco lo había necesitado. Los padres de Blake la cuidaron con tanto mimo como la propia Claire se dejó querer, por lo que su relación no se enterneció al nivel de su progenie. Ello no impidió que, al decidir vivir sola, la despedida fuera amarga para ambos lados. 

Por lo demás, la mayoría de la familia de Ángela seguía en Soleria, por lo que Claire solo conocía a sus madres. Estas se autoproclamaron sus “tías adoptivas”, colmándola de detalles y cariño con sus visitas. Su afectuoso carácter, heredado por su hija, contrastaba con el de la tía de Blake con respecto a su sobrino. Se trataba de una señora estricta que reprochaba la tranquila vida de su hermano menor en Máline. 

A pesar de aquellos contrastes, comprendía mejor el concepto de padres y tíos que el de “hermanos”, pues tanto Ángela como Blake eran hijos únicos. A menudo, veía otros niños del pueblo jugando y riñendo con sus hermanos, como ella misma hacía con sus amigos.

«¿Sería como un amigo que no escoges?», se preguntó, mientras esperaba la respuesta del que rescató entre pesadillas. Sin embargo, Firo terminó encogiéndose en su asiento.

—Tampoco recuerdo a nuestros padres, ni más hermanos o familia. Lo siento. 

Claire insistió en que no necesitaba forzarse. Llevaba casi cinco años sin saber nada de su pasado, podía esperar un poco más. 

Además, él también parecía agotado por lo sucedido en el día anterior, lo que se sumaba a las consecuencias de su encierro. Si ya era esbelto de niño, ahora los huesos se adivinaban bajo sus mejillas y finos dedos. La camisa de manga larga y corte ancho, probablemente heredada de Blake, apenas ocultaba la fragilidad de su cuerpo. Sus compañeros no habían preguntado por el motivo de sus vendas, pero Claire advirtió que eran nuevas. 

―¿Firo, has desayunado? ―le preguntó.

Él la miró. La sorpresa por su pregunta pronto se convirtió en una chispa de emoción en sus ojos. Negó con la cabeza y, al instante, Ángela lo agarró del brazo. 

―¿¡Cómo que no!? ―Exclamó ella, sobresaltando a su compañero―. Pues ahora mismo nos vamos a comer algo. Tanto tú como Claire debéis reponer fuerzas.

―Blake y yo vamos en un momento ―intervino la aludida―. No tardaremos.

Ángela asintió, comprendiendo que las explicaciones le llegarían a posteriori. Grey, por otra parte, dedicó un momento a analizar ambos grupos hasta decidir que no estaba invitado a cierta conversación.

―Entonces me voy yo también ―dijo, aceptando el brazo libre que Ángela le ofreció. A pesar de la confianza de su gesto, sus pasos titubearon al marchar. Firo fue quien se despidió antes de cerrar la puerta.

—Nos vemos luego, ¿vale?

Claire asintió y los tres abandonaron la sala. Sentados el uno junto al otro en la camilla de la convaleciente, el primer gesto que hizo Blake fue mirar su muñeca vendada.

—Apenas me duele. Estaré bien.

—Si lo dices tú, tendré que creerte —Blake suspiró y pasó a mirarla a los ojos—. Recuerdas la charla de ayer, ¿no? La Búsqueda comienza hoy.

Claire frunció el ceño. Parecía como si hubieran pasado años desde que pisó la Sede del Consejo. La agitación tras la travesía, el desconcierto al abrirse sus branquias, el miedo y la incertidumbre al ver a Blake caer como Elegido y su cercanía al revelarse ella misma como tal. El afecto de los tres amigos, reconfortándose en la desgracia que se advenía sobre ellos y la súbita esperanza cuando Andrew y Armiro les contaron sobre su cura, sobre la Búsqueda que podría salvarlos… o condenarlos antes de lo previsto.

Demasiadas emociones en tan pocos días, tan pocas horas. Su mundo estaba del revés, y los ataques shirizas también habían cambiado el del resto. 

—Con todo lo que pasó ayer, ¿de verdad que el Consejo quiere seguir adelante?

—No tiene otra opción. Cuando nos destinaron aquí, el propio Andrew nos comunicó que debíamos marchar aun en tu ausencia. Ya no solo por la Búsqueda, si no por separarnos del resto de aprendices —Claire parpadeó y Blake se permitió una pausa antes de seguir—: Consideran que alguien interno traicionó al Consejo, solo así pudieron romper sus defensas. Por eso han mantenido nuestras caras, nuestros nombres, en secreto. Ahora mismo, se nos considera como aprendices que vuelven a casa, como al resto de jóvenes que fueron evacuados y distribuidos a lo largo de la Sección Sureste.

—Lo entiendo —dijo Claire, pero Blake veía la mentira en su titubeo. Tras rascarse nerviosamente las vendas, ella cedió—: Pero sigue siendo precipitado soltarnos así. ¿No podrían enviarnos a otras Sedes?

—Cualquier tratamiento especial nos delataría como Elegides, me temo. Han tomado muchísimas precauciones, Claire. Nadie del hospital salvo los médicos que te atendieron saben que eres una Elegida, y porque te vieron la Marca y el Consejo intervino, claro. Tenemos suministros para el viaje idénticos a los que han proporcionado al resto de aprendices, con los que estamos refugiados en este hospital… Bueno, en realidad tenemos extras. Considerémoslo una “protección adicional” por sobrevivir dos atentados. 

Claire volvió a torcer el gesto. Sentía que Blake compartía sus dudas, como también sabía que no tenían otra opción. Solo les quedaba moverse con discreción. 

—De acuerdo —asintió, al final—. Entonces saldremos cuanto antes.  

—No hay más remedio. ¿Seguro que te encuentras bien?

—Como una rosa.

—No exageres —sonrió él—. Lo digo porque nos toca marchar a pata. Los trenes están vetados hasta que se normalice la situación.

—¡¿En serio?! —Blake asintió y Claire chasqueó la lengua—. Tampoco es que me apeteciera mucho volver tras el último viaje, pero… —bajó la mirada—. No sé cómo Firo estará para caminar.

—¿Sabe que somos…?

—No, no le dije nada y preferiría que siguiera así de momento. Supongo que Ángela también habrá guardado el secreto, ¿no?

—Puedes estar segura. Andrew la ha designado la “persona de confianza” del grupo por algo.  ¿Qué hacemos con él?

—Le prometí que podría acompañarnos, así que podemos viajar hasta que se normalice la cosa y entonces hablarle de la Búsqueda.

«Y así tengo tiempo para prepararme la charla —pensó Claire—. El pobre ya ha tenido bastante con su encarcelamiento. Es cruel decirle que la única persona que resta de su pasado tiene los días contados… Aunque merezca saberlo».

—Vale, intentaremos eso —aceptó Blake, quien le dedicó una sonrisa—. Je, es curioso lo grande que se ha hecho nuestro grupo en dos días, ¿no? Casi el doble…

»Ángela, Grey y yo acordamos partir en unas dos horas si te encontrabas bien. Tenemos tiempo para desayunar y recoger los suministros tranquilamente, aunque Ángela ya ha cogido ropa para ti y para Firo. Me temo que tendré que compartir armario con él de momento… 

Dos horas. No era mucho tiempo, por lo que tendría que apresurarse en ponerle al día y que les sobrara lo justo para desayunar. Lo cierto es que tenía hambre, pues lo último que había comido en más de doce horas fue un triste canapé de pescado.

Comenzó hablando de la persona que les salvó en el lago, alguien cuyo rostro ocultó su capucha y la intensa lluvia de aquel día. Relató cómo acabó con los enajenados bailando con dos espadas, su único rasgo identificativo además del pelo mal cortado. Oscuro y con calvas.

Asombrado, Blake le devolvió el informe del Consejo, basado en la actividad de sus rescatadores y el confuso testimonio de Ángela. Como los cuerpos shiriza desaparecían, infraestimaron su número, atribuyendo toda la sangre encontrada a los Guardias muertos y las heridas de Ángela. 

Después, Blake le propuso contar el resto de la historia al Consejo, pero Claire titubeó:

—Constaría identificarle y, por cómo huyó de la nave, dudo que quiera colaborar con las Sedes. Será de mayor utilidad hablarles de la fortaleza, los experimentos y Firo en nuestra próxima reunión. Aunque, hay algo que…

«No, no hay nada más que contar».

Blake le miró con curiosidad, esperando que su boca entreabierta terminara la frase. Sin embargo, Claire la cerró sin emitir sonido, su conflicto interno más importante que la reacción de su compañero. 

«No vas a decirle nada de mí. No lo harás porque es un malgasto de saliva».

«No lo es —se contestó Claire¬—. Blake me ha ayudado siempre con mis sueños y también lo hará con tu aparición —recordando la presencia de su amigo, se esforzó por mantener un gesto neutro, desviando su tensión a los puños—. No sé qué eres, ni qué sabes de mi pasado, pero…»

«¿Y qué le vas a decir? ¿Confesarás que por mi mano…? No, ¡nuestra mano! ¿Qué casi cortamos su cuello en un inocente duelo?»

Claire entrecerró los ojos, concentrándose en Blake. Casi podía imaginarse aquella figura de oscura bruma posándose en sus hombros, sonriendo cruelmente en su oreja. Pero no estaba allí, pues la preocupación de Blake era la que esperaría de ver a un amigo confundido.

«Blake no te ayudará con esto, tampoco el Consejo —siguió la Sombra, dejando escapar una sonrisa socarrona—. De hecho, tampoco me soltaría mucho la lengua con ellos».

—¿Con el Consejo…? —murmuró Claire, sin darse cuenta.

—¿Qué has dicho?

Parpadeó y volvió a reencontrarse con Blake, todavía esperando una reacción. Negó con la cabeza, fingiendo estar aturdida (cosa que no le costó demasiado) e intentó retomar la conversación:

—Será lo único de lo que hable con el Consejo: mi captura y la gente involucrada. No quiero dar detalle de asuntos como mis sueños, por ejemplo. Entiendo que hablaras de ello con Grey, pues es nuestro nuevo compañero y merece conocer mis “antecedentes”, pero no le debo esa confianza al Consejo, ¿de acuerdo?

Blake asintió, recordando que él mismo empleó una frase similar para justificar su escapada en la Sede. También le pidió perdón por confiarle sus sueños a Grey, aunque Claire reiteró que era necesario. Le hizo prometer, sin embargo, que la ayudaría a transmitirle lo hablado a Ángela. En privado, pues prefería que la información se distribuyera en pequeñas dosis por el momento.

Él asintió y su mano, cálida como siempre, abrazó la suya.

—Lo haré. Y ahora, ¿cómo estás…? —Claire hizo una mueca y él negó con la cabeza—: “Como una rosa”, sí. Pero ¿y emocionalmente?  

—No lo sé —admitió Claire, lamentando la interrupción de la Sombra—. Son muchos cambios y peligros, mucha sangre y dolor. Me alegra haber dado con Firo, aunque eso traiga más preguntas. Al menos, su memoria parece estar volviendo. 

—Es una situación diferente. Su amnesia se debía a su maldición, era de esperar que se recuperara al curarse —Claire se encogió de hombros—. No obstante, debo decir que, como Sanador, me preocupan las consecuencias de que sufriera una Metamorfosis así.

»Lo que no resta que, como amigo, me alegro de que por fin encontraras una luz sobre tu pasado. Parece buen chico, me cae bien. 

Aunque sonrió, Claire bajó la cabeza. Sabía que Firo era bueno, lo había visto en aquellos resquicios que sus ojos dejaban ver a veces, en sus actos y conversaciones pasadas. Por ello, la culpa por aquel extraño miedo punzaba su corazón. Confió sin dudar en el niño espectro, ¿por qué dudó al reencontrarse en color? 

Su mente dio nombre a las inquietudes que rondaban su mente: Vio aquellos ojos amarillos, tan extraños que no parecían encajar en el rostro del joven. Aunque su lógica ya había atenuado su miedo, su instinto seguía vibrando, amordazado en el fondo de su nuca, rogándole que los evitara a pesar de la amabilidad que reflejaban.

—Cuidaremos de él —reafirmó Claire, y Blake le dio un último estrujón antes de levantarse. Cruzó la habitación y le acercó la ropa que Ángela había dejado a su llegada. 

—Va, cámbiate y vamos a desayunar. Tras tanta acción estarás muriéndote de hambre.

Claire asintió efusivamente y él, tras mirarla con calidez, se dio un exagerado golpecito en la frente.

—Oh, ¡tonto de mí! Se me olvidaba esto.

Entonces se acercó a su cara y le dejó un delicado beso en la mejilla. Claire se quedó quieta, demasiado sorprendida para reaccionar, lo que arrancó una sonrisa a su amigo. 

—Je, este año he conseguido adelantarme a Ángela. Feliz Año Nuevo, Claire —la miró un momento más, ella todavía aturdida, y una pálida calidez se difuminó en su semblante—: Me alegro de que hayas vuelto. Muchísimo.

Después salió de la habitación, dándole la privacidad necesaria para cambiarse. Solo cuando la puerta se cerró, Claire pudo parpadear y librarse del estupor.

Nunca sabía cómo reaccionar a estas cosas.



 


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Resumen hasta el momento

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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Tablón: Update Noviembre-Diciembre 2024

¿Qué he estado haciendo este mes y medio?

Un descenso a la locura protagonizado por mí.


Buenos días, personitas que venís a leer mis tontaditas. Me complace anunciar que, durante mi ausencia, he trabajado bastante en mis escritos y traigo novedades sobre La Profecía del Mal y, tal vez, sobre publicaciones futuras en Murmullo Abisal.

Voy a dividir esta entrada en tres partes: 
1. Resumen de lo que he estado haciendo.
2. Calendario de Publicaciones
3. Lista de Cambios (ligeras correcciones de la Primera Parte de la Profecía).
4. Fin del Comunicado (porque está bien tener un outro, supongo).

¡Vamos allá!

Yo volviendo al blog tras olvidar actualizar en Noviembre


Mi Mes de escritura...

En Noviembre hay un reto en las comunidades de escritores que se llama NaNoWriMo, consistente en escribir una novela de 50.000 palabras durante todo Noviembre. Hace unos años, conseguí cumplirlo no con una novela, si no con una de las partes de la Profecía que escribía por entonces (la Quinta Parte), y me ayudó muchísimo a tener constancia escribiendo.

Este año he querido repetirlo, pero por mi cuenta ya que mi segundo intento de NaNo no fue tan bien como el primero y me dejó con un burnout que me hizo abandonar la escritura varios meses.
Además, para colmo la asociación del NaNo ha tenido el malgusto de decantarse por las IAs generativas, esas con las que puedes ser "artista" o "escritor" poniendo comandos en una cajita y te devuelve un conglomerado de material ROBADO de otros artistas :)

Si quieres dibujar, si quieres escribir... coge un lápiz, mira tutoriales, lee. El arte no es algo que deba automatizarse y, si el proceso de aprender a crearlo no te divierte, ¡prueba otro hobby! ¡No pasa nada!

En fin, que este Noviembre me he hecho un falso NaNo con el objetivo de terminar la Reescritura de la Segunda Parte de la Profecía del Mal. Cosa que he conseguido, ¡yippie! 

Foto de mi diario, donde hice el seguimiento de escritura


Ahora lo único restante es la corrección de los capítulos, para la que he aprovechado estos días de diciembre. Como comenté por bluesky (creo), he dividido la Segunda Parte en pequeños arcos de varios capítulos que escribo y corrijo del tirón, para favorecer la coherencia entre ellos.

Ayer terminé de revisar el primer arco que comprende los capítulos 1, 2 y 3, así que su publicación es inminente.

Por otra parte, a primeros de Diciembre me tomé un descansillo de la historia como tal para retomar mi manual de Lore de la Profecía. Una de las razones por las que empecé la reescritura fue para crear un mundo más rico y creíble donde sucediera todo, así que publicaré notas con este Lore como material aparte conforme las vaya terminando. No son necesarias para la historia, pero espero que enriquezcan la experiencia. 

Por último, tuve inspiración para escritos de la colección de Murmullo Abisal. Tengo una idea para uno llamado "Deriva", y tal vez pueda trabajar en "Arrecife", un texto que tiene casi un año ya y que no he arreglado porque el pobre es un collage de pensamientos inconclusos. Veremos cómo se va desarrollando.

¡Dicho esto, vamos con el Calendario de Publicaciones!


Calendario de Publicaciones:

24 Diciembre: La Profecía del Mal, segunda parte, Capítulo 1. 

30 de Diciembre: La Profecía del Mal, notas de Lore 1: La Profecía

Ultimando detalles:

Próximamente: Capítulos 2 y 3 de la Profecía del Mal, segunda parte. 

Próximamente: La Profecía del Mal, notas de Lore 2: El Consejo Mágico

Lista de cambios (La Profecía del Mal)

A partir del Capítulo 4: Modifico los títulos de dos Departamentos del Consejo.

Como estuve haciendo las notas de lore del Consejo Mágico, cambié un par de cosas para que tuvieran más sentido: 

  •     El Departamento de Merody pasa de "Sanación Mágica" a "Investigación Médica". De hecho, Sanación Mágica sería redundante porque la Sanación es una Clase de Magia.
  •     Para el Departamento de Sheziss he hecho la tontada de cambiarlo de "Investigación e Innovación" a "Innovación e Investigación". Sí, solo he cambiado el orden, pero es que así no se confunde con el Departamento de Merody. 


Estos dos cambios no afectan a NADA en la historia y, evidentemente, no hace falta releer ningún capítulo por ello. 


Fin del Comunicado

Esto es todo por el momento. 
Estaré actualizando el lore conforme avanzo con la reescritura. He pensado que si tenéis alguna curiosidad o pregunta sobre esto o el worldbuilding, podéis hacérmelo saber en los comentarios o redes sociales y lo tendré en consideración para las próximas publicaciones.

¡Hasta pronto!

sábado, 19 de octubre de 2024

Tablón: Update Mediados de Octubre 2024

 ¿Qué estoy haciendo este Otoño?

Una breve disertación 


Lo primero de todo, buenas tardes a todas las personas y seres sintientes que han abierto este blog, esperando una actualización sobre la Profecía del Mal o La Saga de la Noche Pálida (soñar es gratis me temo, lo siento, lo siento).

                                      

Como dije hace un mes, estoy subiendo estas entradas para registrar de los avances que tengo tras el telón. Estos avances son exclusivos a la Profecía, como creo que ya comenté anteriormente, porque estoy con más ganas de darle a ese proyecto que a otros.

Hablando de La Profecía, el único cambio que he hecho a sus versiones del blog es una pequeña repetición que hallé en el capítulo 13, que corregí nada más me avisaron. 

Aprovecho para recordar que, por favor, si alguna vez encontráis una errata agradecería que se me comunicara ya sea vía comentario en blogger o a través de mis redes sociales. Así me ayudáis a mejorar y que vuestra vista no sufra daños ;)

                                      

Dicho esto, vamos con el resumen de lo que he avanzado hasta ahora con la Profecía. 

Avances en La Profecía del Mal

Desde la última publicación he podido terminar tanto el capítulo siete como el ocho de la Segunda Parte. Dado que he organizado las Partes para tener trece capítulos cada una, ¡eso significa que ya voy por la segunda mitad!
No haré muchos spoilers salvo que hay personajes que ya conocéis revelando cosas de sí mismos, nuevos personajes que me están siendo un quebradero de cabeza (y a los que quiero mucho igualmente) y muchos diálogos de tener que arremangarme y pensar cómo sacarlos adelante.

Me complace decir que estoy en una buena racha escritora y con mucha motivación para seguir escribiendo. También ayuda haber tenido un par de días libres en el trabajo, lo que me permite escribir de mañanas, cuando rindo más, e irme a cafeterías a escribir para limitar mis distracciones. 

Yo trabajando duramente desde una cafetería, sí.


En nada es Noviembre, así que el eco del nanowrimo resuena en los ecos escritores. El reto, que consistía en hacer una novela de 50.000 palabras en un mes, lo hice en su momento para avanzar la trama de la Profecía con rotundo éxito. Sin embargo, fracasé al intentarlo el año siguiente y acabé con un burnout de medio año. Damn. A ver qué tal sale esta vez.
No usaré la página oficial porque se han puesto a favor de las IAs generativas, lo que me parece un absoluto despropósito siendo una organización que buscaba favorecer el arte de escribir, pero bueno. 

Nada más, hasta el mes que viene ;D

sábado, 14 de septiembre de 2024

Tablón: Update Primera Semana Septiembre 24

 ¿Qué he hecho este verano?

Y lo que viene siendo las primeras semanas de septiembre 


1. ¿Qué es esta entrada?

Buenas tardes, inauguro con esta primera entrada una serie de actualizaciones periódicas que iré publicando en la página del Tablón de Anuncios, con el objetivo de ir contando en qué he estado trabajando en temas de escritura.

Así tengo una excusa para ponerme a trabajar más porque me dará vergüenza venir la semana que viene y decir "lo siento profe, no lo hice".

Dejaré las updates que vaya publicando en la página mencionada antes con un pequeño resumen para que tengáis el historial de cambios a mano.

Dicho esto, antes de empezar con lo que he estado haciendo, hablemos de una cosa:

2. Dudas sobre contacto

Hace unas semanas recibí feedback sobre mis escritos (específicamente sobre la saga de La Profecía del Mal) y hay dudas sobre cómo contactarme cuando encontráis alguna errata o duda y tal.

Blogger tiene una opción de comentarios, se puede usar relativamente fácil con vuestra cuenta de gmail. Cuando recibo alguno se me notifica al correo así que debería poder leerlos rápidamente.




Si no, he actualizado mis redes sociales en el apartado Sobre mí, pero las dejo por aquí:

Twitter: @espectralita13
Mastodon: @espectralita@paquita.masto.host
Bluesky: @espectralita.bsky.social

Podéis contactarme por Mensaje Privado o comentando alguna de mis publicaciones si no hay forma.

3. Ahora sí, ¿qué he estado haciendo?

Imagen mía trabajando sin descanso (sugerencia de presentación)



Este verano he podido darle más a la escritura que en los últimos meses. Ahora mismo, estoy avanzando con la Reescritura de la Segunda Parte de la Profecía del Mal. Si la lleváis al día, sabréis que publiqué el primer capítulo de esta nueva parte hace unos meses y me alegra anunciar que he reescrito hasta el sexto capítulo ya, que es casi la mitad de la parte.
Los siguientes pasos al respecto son corregir, ajustar y programar las publicaciones.

SIN EMBARGO

HE RECIBIDO MUCHO FEEDBACK DE CONOCIDOS CON RESPECTO A LA PRIMERA PARTE, así que he podido encontrar bastantes fallos y problemas que he estado arreglando con mucha paciencia, cariño y lecturas de gente cercana. El feedback es muy importante y probablemente sea mi mayor problema escribiendo: si nadie te lee, vas a ciegas al publicar. Da igual lo bueno que seas escribiendo, siendo humano siempre se te puede escapar algún fallo o ortográfico o tal vez aquello que plasmabas en el papel carecía de sentido a los ojos de los demás. 

Este ha sido mi caso, así que he realizado una reescritura del Capítulo 8 Parte uno de la Profecía del Mal. Hasta he añadido cuatro páginas extras. También hay cambios ligeros en otros capítulos. Dejo el listado en el siguiente apartado para evitar spoilers.

Las próximas semanas seguiré con la reescritura del capítulo siete y, con suerte, podré empezar a corregir los siguientes capítulos de la segunda parte. Respecto al resto de mis colecciones de escritos... Tengo ideas para Murmullo Abisal y La Perdición del Entomólogo, pero prefiero centrarme en esta mitad de año en la Profecía. 

La Saga de la Noche Pálida está en parón y será una saga lenta. Lo siento :(

Eso es todo de momento. Os dejo la lista de cambios con avisos de spoiler. Un saludo!

4. Lista de Cambios (La Profecía del Mal)

A no ser que lo indique, no hay que releer nada. Faltaría más.
Hablo de los ajustes por orden de los capítulos para evitar spoilers. Leed estas notas solo hasta el capítulo que hayáis alcanzado.

1. Pequeño ajuste en el Capítulo 5

    Ya no explico lo que son los Profetas, lo reservo para el capítulo 9. 

    Pequeños arreglos de escritura.

2. Gran Ajuste del Capítulo 8

  
    Prácticamente he reescrito el capítulo. He cambiado el tono para dar la seriedad que necesitaba y que no puse en una reunión tan importante. He añadido pequeñas piezas para comprender el problema de los licántropos (una Plaga Mágica, es decir, una enfermedad) y me he asegurado de que el tema de los shirizas se entiende mejor. 
Así mismo, como introduzco tantos personajes nuevos, he tenido cuidado para que se vaya viendo quién habla en cada momento y podáis ver chispas de sus personalidades aunque sea. Los diálogos siguen manteniendo el contenido que ya visteis en su momento, pero la forma es distinta para que sea más fácil de seguir.

También he explicado que lo que sufren los shirizas técnicamente no es una maldición si no un embrujo enajenante. Es decir, una recitación realizada por brujos (embrujo) aplicada sobre Entes Vivos (enajenación). Más adelante explicaré bien los términos mágicos que voy soltando en la historia, un poquito de paciencia ;D

Por último he añadido cuatro páginas más al capítulo porque hacen una votación sobre qué hacer con les Elegides: Si dejarles marchar y comenzar la Búsqueda o mantenerlos en la Sede para beneficio del Bando. Al ser algo nuevo sí que deberíais leerlo para tener más contexto de todo esto, así que repasad el final del capítulo. 

De hecho, al ser un capítulo con bastante información, si queréis releerlo entero lo recomiendo, pero con proceder a partir de la intervención de Sirenya pidiendo una votación debería ser suficiente. Lamento las molestias.

3. Arreglo en el Capítulo 9

    Aclaración de que hay nobles que apoyan al Consejo económicamente, aunque no se vea con buenos ojos por la rama más tradicional de la nobleza.

    Pequeños ajustes de texto.

3. Arreglos en el Capítulo 10

   Modificaciones sobre el embrujo que sufren los shirizas (lo que comenté sobre la modificación del cap.8)
    Armiro huye del baile por una "razón importante". Esto es una mickeyherramienta que usaré más tarde ;)

—Me temo que Ledzan, un colega nuestro, lo vio huyendo hace poco. En solitario —contestó Merody. Sheziss la acompañó negando con exagerada desaprobación—. Decía tener que atender un asunto de urgencia, sin embargo, ¿qué es más importante que conocer a su primera pareja de baile? El pobre aún no sabe lo torpe que es mi hermano y pienso estar allí cuando lo descubra.

—¿Vamos a buscarlo? —le preguntó Sheziss y su prometida—. Hasta luego, disfrutad de la fiesta en nuestra ausencia.




jueves, 1 de agosto de 2024

La Profecía del Mal, parte dos: Sinopsis y cambios

Sinopsis

Para refrescar la memoria...

¡UN MOMENTO!
SI NO HAS TERMINADO LA PRIMERA PARTE DE LA PROFECÍA DEL MAL, YA PUEDES IR CERRANDO ESTA ENTRADA. 
¡VUÉLVETE AL ÍNDICE QUE TE VAS A COMER SPOILERS!
 SHOOO

En un mundo dividido en tres facciones por la Guerra, aparece la esperanza para el Bando Mágico. Se trata de la Profecía, una magia que ha escogido a trece Elegides para otorgarles poderosos dones, pero convirtiéndolos en monstruos en el proceso.

Blake, Claire y Ángela son tres amigos que viven en un pueblo remoto de Sidera. Viven una vida tranquila a pesar de las extrañas circunstancias de Claire, quien llegó a sus vidas con amnesia y un miedo irracional a todo lo mágico. Cada noche, extraños sueños irrumpen su descanso, con pesadillas donde su propia voz la acosa y episodios donde dos jóvenes prisioneros sueñan con escapar.

El ataque de unas extrañas criaturas revela a Claire que tanto ella como sus amigos son magos, teniendo que enfrentarse por fin a sus miedos. A la noche, la Sombra de sus sueños se confiesa autora de sus temores y la libera, ocultando sus verdaderas intenciones.

No hay tiempo para el descanso, pues el Consejo Mágico les pone bajo sospecha de ser Elegides y reclama su presencia. En el viaje en tren, comparten inquietudes y hablan de la situación del mundo. Los Metaloides quieren eliminar a les Elegides, los Reinos Mágicos han sufrido con la Guerra, y monarcas como Kasshere han tomado medidas extrañas. Suyos son los shirizas poseídos que aniquilaron a su escolta e intentaron ahogarles en un lago, siendo salvados por alguien de rostro oculto y por Claire, quien arrastró a sus amigos a la orilla. 

En el Consejo, las sospechas se vuelven certeza con la revelación de sus Marcas de Elegide, pero se les da una solución: Deben encontrar al resto de sus compañeres antes de que se cumpla un año tras la aparición de sus Marcas, solo así podrán liberarse de un Destino que han acelerado artificialmente. Si no, el Consejo ganará trece poderosos mártires a su lucha. 

El grupo se canjea una pequeña victoria con la llegada de Grey, el cuarto Elegido. Al mismo tiempo, las huestes de la Reina Kasshere organizan un ataque al Consejo y logran secuestrar a Claire. La Elegida se encuentra entonces con un joven preso que reconoce como el protagonista de sus sueños. Siguiendo los pasos de la compañera del chico, Carine, Claire consigue liberarle de su maldición y recordarle su nombre: Firo Delayer.

Tras enfrentarse a uno de los pocos soldados shiriza que parece retener su conciencia y huir de la propia Reina, Firo y Claire escapan por un portal y la Elegida se despierta en un hospital, rodeada por sus amigos. Es entonces cuando aparece un chico de su edad que dice ser el mismo niño que rescató, además de su hermano gemelo. 

***


Algunos cambios respecto a la primera versión

Esta sección voy a ir actualizándola según me acuerde. Si leísteis la primera versión de la Profecía del Mal, aquella que empecé a escribir en 2015 y que ha sido actualizada periódicamente conforme tanto yo como mi escritura maduraban, te tendré suficiente confianza como para que puedas preguntarme personalmente por el tema y te hable con ayuda de cafeína o cerveza.

Si os gusta mucho leer y me queréis muchísimo... Os pido que releáis esta historia... O más bien, que la volváis a conocer. Ha cambiado tanto como yo he hecho estos años, al punto en que puedo proclamar sentirme orgullose de ambes. 

Si no podéis porque la vida adulta da asco y el cerebro no nos da para más... Aquí tenéis la lista de cambios. Tal vez alguna os sorprenda porque parece "irrelevante", pero hasta los pequeños cambios son avances a mi parecer. Iré añadiendo más conforme me acuerde.


  • En el primer capítulo, Claire tiene fobia a la magia. Más tarde se revela que su Sombra, la voz que suena como la suya y que la acosa en sueños, es la causante de este terror. Cuando Claire descubre tanto sus poderes como los de sus amigos al principio del libro, la Sombra promete liberarla de este miedo a cambio de que "cumpla con algo".
  • Ángela es hija de dos madres. 
  • ¿Los bichos que atacan a nuestros héroes en el primer capítulo? ¡Son enviados por el Consejo! Específicamente por Armiro, qué majo el hombre. Curiosidad: Cuando decidí empezar la reescritura, estaba escribiendo la Sexta parte y aún no había revelado esto. O sea, es un dato que he adelantado muchísimo.
  • Los shirizas "mutados" (aquellos controlados por la Reina Kasshere) son llamados enajenados también. Enajenación también es todo embrujo aplicado a entes vivos. Ay dios, debería hacer posts de lore porque si no, no acabo. 
  • De hecho, pídeme mi cuadernillo de lore. Ahora tengo un sistema mágico con clases de verdad. 
  • Firo. A secas. Hazme una encerrona un día y pídeme que te hable de él. La causa de mi dicha y desgracias en esta historia. Al menos, mientras no empiece la reescritura con Sabrina, que también es pa darle de comer aparte. 

Por último, como esta entrada es la más probable que llegue a la gente que conozco personalmente, sean amigues, familia o parejas... Gracias por leerme. Gracias por apoyarme en esta obsesión que llevo desarrollando una década ocupando memoria y espacio en mi cabeza. Te debo un abrazo.

-Mort G.R.


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Capítulo 1, Parte 2: Regreso

La Profecía del Mal, página principal

miércoles, 26 de junio de 2024

Colección de cuentos 2

La Tienda de Té 


Mi mamá es una bruja.

Aquel era un secreto que me confió apenas aprendí a entender las palabras. Me lo confesó con una sonrisa traviesa, señalando los estantes repletos de la magia que vendía. La tiendecita que dirigía junto a la abuela no había cambiado mucho desde entonces. Estaba en la esquina más soleada de la calle mayor, donde las macetas de los balcones florecen en primavera y la lluvia fluye entre adoquines hasta el río que divide el pueblo.

He caminado por esas piedras desde pequeña, volviendo del colegio al que se convirtió en mi segundo hogar. Al abrir la puerta, las campanillas me saludaban a mí y a la brisa que cruzaba a mi lado. Después me recibía el aroma de flores y almizcles, de hojas secas y especias lejanas.

¿Qué pócima estaría preparándose hoy? Un éter distinto hervía cada día, cálido como el sol estival, dulce como las cosechas del Samhain o incluso especiado para el frío invernal. Una taza de los brebajes de mamá acompañaba a la yaya, sus ojos enormes tras las gafas empañadas de vapor. Nadie más era digno de prepararle la bebida, su mejor compañía mientras llevaba las cuentas tras el mostrador.

Mamá era quien atendía a los clientes, pues se jactaba de dar con el elixir idóneo para cada ocasión. Les recibía con una sonrisa que convirtió a vecinos en amigos y que compraba la confianza de nuevos curiosos. “La amabilidad es la mejor tarjeta de fidelidad” me explicó una vez, iluminándome con el mismo gesto.

Las campanitas sobre la puerta anunciaban una visita y mamá acudía con paso alegre y las manos ajustando el lazo del delantal. Tras el saludo, ofrecía una taza de la pócima del día y atendía a sus peticiones:

«Es invierno y las gripes están a la vuelta de la esquina. ¡Quiero algo para descongestionar esta vieja nariz!».

«Vamos a celebrar la llegada de la primavera con un picnic, y me gustaría llevar algo fresquito para beber. ¿Qué me recomiendas?».

«¡Tengo un examen importantísimo a la vuelta de la esquina! ¡Necesito un extra de energía para estudiar!»

Mamá escuchaba sus preocupaciones y deseos entre sorbos de reconfortante elixir. Asentía y, al poco, daba con la combinación de ingredientes perfecta:

«Esta infusión con jengibre tiene el picante justo para entrar en calor y dejarte respirar. ¡Con unas galletitas y miel también le encantará a tus nietos!».

«Este té verde con aromáticas rosas es digno de este soleado abril. Con él, incluso los parques más anodinos se sienten como el jardín de un cuadro».

«¡Justo tengo el té negro perfecto para no pegar ojo! Sin embargo, necesitas dormir para asimilar lo estudiado. ¡Evita la cafeína vespertina!».

Veo en tu expresión que te preguntas si realmente mi mamá es una bruja o la simple propietaria de una tienda de té. Eso es porque también ha logrado engañarte a ti, ¡pero no caigas en las apariencias!

Ella misma es consciente de su discreción, pero siempre creí que le apenaba que su extraordinario don se ignorase. Por ese motivo, le pedí permiso para compartirlo con mis amigos, a lo que ella contestó:

—Mientras no digas que soy una bruja mala, como si lo gritas por el pueblo —rio ella, despreocupada. Luego entendí el motivo pues, aunque mis amigos me creyeron, la verdad fue ignorada y hasta burlada por sus familiares.

Una vez, sin embargo, vino la hermana mayor de Marisa. Tímida y cohibida, las campanitas de la puerta la saludaron al entrar. Mi madre la recibió y ambas escuchamos su petición.

—Busco un regalo para alguien que me gusta —dijo, esquivando la mirada—. Un té que capte su atención.

—¡Mientras le guste el té, podré ayudarte! —respondió mamá—¿Sabes si prefiere caliente o frío? ¿Solo o con leche y azúcar? ¿Qué tal con unas galletitas de limón para acompañar…?

—No lo sé y tampoco es lo que busco. Lo que quiero es conseguir que se fije en mí, que su corazón lata por el mío… Ya sea por té o magia.

Enmudecí y mi madre también. Su sonrisa tembló durante un breve instante, recuperándose solo al dar con una respuesta. No obstante, su voz solo aparentaba una vivacidad ausente en su mirada.

—Me temo que no hay un té creado para eso. Si lo que buscas es un flechazo sin brasas que lo alimenten, necesitarías una poción y no una infusión. Lo siento, pero esta es solo una tienda de té: no hago milagros.

La hermana asintió y me dirigió una corta mirada, una acusación. Abandonó la tienda en silencio, sin molestar siquiera a las campanitas.

—¿No había un té para esta ocasión? —pregunté.

—Lo había —contestó, y yo parpadeé con sorpresa—, pero ella buscaba un milagro, no una bebida.

—¿No es magia lo que vendes? ¿Lo que hay en estas hojas y aroma?

Entonces me sonrió y recordé la confesión que empezó todo. Aquella sonrisa traviesa con la que me presentó la magia y que volvía con una faceta más madura, pues ahora podía entender mejor sus palabras.

—Mi niña, la magia no está en el té o infusiones que vendemos, si no en las personas y los lazos que forman entre ellas, entre su entorno.

»El sabor del té no solo depende del tiempo de infusión, el azúcar o leche que añadas, ¿sabes? También depende de su propósito. Toma una taza junto a un libro y crearás tu hogar. Comparte una merienda con tus más allegados y será un manjar.

»En su caso, cualquier té habría bastado, aunque funcionaría mejor si conociera sus gustos. Así, una tetera compartida podría ser el pedernal en la primera chispa, la primera mirada… pero no puedes confiarle ser la piedra angular como ella pretendía. Eso es tarea de nuestras palabras y actos, de la habilidad de la gente para establecer lazos.

—Por lo tanto, el té era irrelevante, podría conseguirlo sin él —comprendí y ella asintió, convencida—. ¿Y nuestra tienda? Entonces, ¿solo vendemos té?

—Esta es una tienda de té —afirmó mamá, aún sonriente—, pero no por ello deja de ser especial, ¿no crees?  

 

Mi madre tiene una tienda de té.

Empecé ayudándola y ahora la llevamos entre ambas. Saludo a los clientes con una sonrisa y me sé sus tés favoritos. La abuela se jubiló hace tiempo, pero sigue tras el mostrador con una humeante taza a su lado, saludando a viejos amigos.

Hace poco, por fin me dejó preparar su tetera… lo que desembocó en muecas de disgusto y repulsa. Hago los mismos pasos que mi madre y, aun así, mi té es rechazado cada vez. Para espaciar sus quejas, su hija terminó preparándole uno y ella lo aceptó, sonriente.

—¿Ves, nieta? ¡Esto sí que está bueno! —exclamó tras probarlo—. No es té, es pura magia. ¡Un milagro, no como tu agua de fregar!

—¡Qué exagerada eres! —reí y, con nostalgia, añadí­—: ¡Solo es té, yaya!

Y sus ojos surcados de arrugas me miraron y chispearon con un guiño:

—Ah, ¿también ha podido engañarte a ti?




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jueves, 29 de febrero de 2024

La Perdición del Entomólogo: Segundo Texto

 El Dilema Reptante


¿Me querrías si fuera un gusano?

 

En algún momento, me soltaste aquella pregunta. En tus palabras se adivinaba risa, pero también la tensa curiosidad que acompaña al primer “te quiero”. El dilema, pronunciado tantas veces a lo largo de redes y comunidades, por fin había llegado a mí, atrapándome con sus espinosas implicaciones.

Y, sin embargo, mi respuesta fue un “no”. La tuya, fingida desilusión. Ofrecí la promesa de explicarme y en estas líneas procedo.

El Dilema reptante es circunstancial. La simpleza de su enunciado le arrebata la posibilidad de contexto y lo necesito para explicarme. Por eso te propongo estos dos escenarios:

  1. Tras enamorarnos como ahora, por obra de un “mago” te convertiste en un gusano.
  2. Siempre fuiste uno.

Hablemos de la primera opción. De un día a otro, amaneciste reptando entre las sábanas. Tu aliento se escapaba entre tu piel y la tela seca hería tus anillas. Lamentando tu sino, te dejaría sobre la maceta de albahaca, su humedad más apropiada para tu delicada superficie. Entonces, me encararía al cruel vejestorio que te redujo a lombriz y le ensartaría el cuchillo más cercano en sus entrañas.

Si la venganza no acaba conmigo, si las últimas palabras del ensartado no son para reducirme a cenizas, abriría cientos de libros buscando cómo devolverte a tu forma. Te llamaría, alimentaría y protegería, rezando porque el más mínimo fragmento de quien amé siguiera conmigo.

Abriría las macetas y plantaría un jardín en el salón, una habitación pequeña para un humano, todo un mundo para un gusano. Cuidaría que no te faltara de nada, ni tierra sobre la que yacer ni detrito que escupir. Agua para que bebas, humedad para que respires y mi compañía, por si todavía me recuerdas.

Y es que el dilema tiene más capas que las pieles de cebolla que componen tu cena. Pues si el mago tuvo piedad, tal vez reconozcas las vibraciones de mis pasos. Si entre anillos y venas hay espacio para un alma, para un recuerdo nuestro, tal vez puedas alzar lo que fue tu cabeza cuando te llamo sin esperar respuesta.

Dicen que el amor es ciego, o eso pienso mientras te pierdo entre las hojas descompuestas que te sirven de alimento. Planté simientes que ahora crecen, formando montañas por las que te dejas caer. Una sonrisa se me escapa cuando los primeros brotes rompen la tierra. “Gracias por cuidar de este jardín”, te digo, aunque no puedas escuchar mi risa o sollozos.

Si algún día, de las vibraciones de mis pasos y voz, de mi llanto y plegarias, tu sangre hila con tu alma y encuentras la mía… Mándame una señal por favor. Ven a mi lado cuando me arrodillo a regar las primeras flores que trajo la primavera. Alza la “cabeza” al sentirme, no porque al hacerlo puedas verme, si no por amarga añoranza. Llórame sin lágrimas, pero no bebas de las mías porque la sal quemaría tus entrañas.

Porque mientras haya una sola anilla que guarde tu esencia, un solo segmento que reconozca y recuerde nuestros lazos, que sirva tu carne como promesa de que seguiré amándote. Buscaré, preguntaré (e incluso torturaré) a cuantos magos haga falta para poder volver a abrazarte, para acariciar tu rostro sin que mi seca piel desgaste la tuya. Y, si tu minúscula forma es la que deba acompañarte hasta la muerte, haré que nuestros cortos años sean plácidos en este jardín que entre los dos cuidamos.

Rezo porque de los destinos posibles acontezca ese, el menos vil, y que la crueldad del conjurador solo quede en una travesura. Si debieras ser reducido a lombriz, qué menos que llevarte contigo tu consciencia y memoria, y no perderte en el mundo que planté para ti. De esa forma, seguiría queriéndote a ti y no a un gusano, pues solo tu cuerpo habría cambiado.

Sin embargo, si tu reptar es fruto del instinto y no la melancolía, si para ti un anillo solo es un fragmento de tu ser… Entonces no podría amarte porque estaría llorándote.

Por la misma razón por la que jamás podría haberme enamorado de ti siendo otro, siendo un gusano, ahora mi amor se hunde entre las raíces donde hiciste tu nuevo hogar. El duelo ocupa el espacio que la esperanza dejó atrás. Los pétalos caen y sus cálices bajan con las primeras cosechas. Tras meses esperando respuesta, mi corazón se ha secado como la tierra regada con mi salado llanto. Eres rey de este jardín marchito, solitario e ignorante de tu gobierno y mi desazón. Tu cuerpo se desliza sobre su propia tumba, incapaz de añorar lo perdido.

Flores y cosechas se suceden hasta que, ya sin lágrimas que nos lastimen, visto el luto para llevarte al cementerio. El lúgubre acto es irónico siendo el jardín exterior nuestro destino, donde el sol alimenta las plantas y la vida repta, corre y salta entre las hojas.

Antes, me apenaba saber que nos conocimos o amamos tan tarde, pero me consolaba saber que tendría una vida que gozar a tu lado. Sin embargo, corta es la existencia de un gusano, y el tiempo es otro impasible viejo. La albahaca de tu primera maceta hace años que pereció, pero en ella te llevo al que será tu lecho. Mis ojos secos te buscan, la imaginación tentándome con un milagro, la esperanza sucumbiendo al ver tu vaivén errático.

“Un jardín es demasiado grande para un gusano. Aquí no estarás solo” te dije, sabiéndote incapaz de sentir tal cosa.

Los primeros días me acercaba a la maceta en tu búsqueda. Escarbaba un poco y allí te retorcías. El alivio pronto pasaba al dolor y el duelo me llevaba no a llorarte, pero sí lamentarte. En algún momento te marchaste o marchitaste, la tierra reclamó tu carcasa e hiciste de tu alimento tu sepultura. Incapaz de encontrarte, deseando no hacerlo, enterré sustrato y terracota y allí planté un recuerdo en piedra.

Con tu nombre.

Tu legado.

Y lo mucho que te amé.



Texto Anterior: La Araña y la Cama de Seda

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La Profecía del Mal, Segunda Parte: Capítulo 1

 Regreso Aquella concurrida habitación de hospital se sumió en el silencio, el estupor como la única reacción posible ante la presentación d...